Cantar de Mío Cid. Folio 73v
pero el padre del infante grita: «No le hiráis, por Dios,
vencido ha sido en el campo, esta lucha se acabó».
Los jueces dicen: «Así lo hemos oído los dos».
Que despejaran el campo el rey Alfonso mandó,
las armas que allí quedaron él para si las tomó.
Se van como muy honrados los tres del Campeador,
que ya han ganado esta lucha, por gracia del Creador.
Muy grandes son los pesares por las tierras de Carrión.
A los del Cid que de noche salgan el rey les mandó
para que no les asalten ni tengan ningún temor.
De día y noche marchaban, que muy diligentes son,
ya los tenéis en Valencia con el Cid Campeador:
por malos dejaron a los infantes de Carrión,
bien cumplieron el mandato que les diera su señor.
¡Cuánto se alegra de aquello Mío Cid Campeador!
Envilecidos se quedan los infantes de Carrión.
Quien a damas escarnece y así abandona a traición,
que otro tanto le acontezca o alguna cosa peor.
Pero dejemos ya a esos infantes de Carrión,
muy pesarosos están de sus castigos los dos.
Hablemos ahora de este que en tan buenhora nació.
¡Qué grandes eran los gozos en Valencia la mayor,
por honrados que quedaron los tres del Campeador!
La barba se acariciaba don Rodrigo, su señor:
Anónimo, copista Per Abbat
Versificación moderna de Pedro Salinas